Ir al contenido principal

LO QUE EL TIEMPO NO BORRA

 

MI HISTORIA COMIENZA CON ELLOS 


Desde pequeña siempre me ha gustado  recordar los momentos especiales con mi familia. Cada historia, cada foto y cada sonrisa tienen algo que contar. Por eso, en este blog quiero abrirte las puertas de mi vida y compartir cómo empezó todo: desde mis abuelos, el amor de mis papás, hasta como viví la pandemia y los sueños que tengo hoy. 






En las montañas de Santander nació Delfina, una mujer hecha de fuerza, trabajo y nobleza. Desde muy joven  aprendió  que la vida en el campo no es fácil, pero que  entre el olor a la tierra húmeda y el canto de los gallos se esconden las lecciones más grandes. Allí, donde el sol sale temprano y las manos se llenan de trabajo, mi abuela se formó como una mujer capaz, hábil y valiente.

Creció en una época donde a las mujeres  se les enseñaba que su mundo estaba dentro del hogar. Pero ella, sin saberlo, nació para demostrar que podía con mucho más. Aprendió a sembrar, a cocinar, a cuidar, a luchar. Su espíritu no conocía el descanso, y en su mirada siempre brilló una chispa de esperanza.

Con el tiempo conoció a David, su primer amor, un joven que prestaba servicio militar. Entre cartas y promesas se fue tejiendo una historia que parecía de un sueño. Pero el destino, caprichoso como siempre , tenía otros planes. Cuando ella supo que llevaba una vida  creciendo dentro de sí, le escribió contándole la noticia. David le respondió que estaría con ella, que lo esperara en la capital para empezar una nueva vida juntos.

Con el corazón lleno de ilusión, Delfina emprendió aquel viaje. Llegó a Bogotá, sola, con el amor en el alma y la esperanza en el vientre. Esperó días, luego semanas pero él nunca llegó. Aun así, no se rindió. Sin conocer a nadie, decidió quedarse y empezar de nuevo. Buscó trabajo como empleada doméstica  y, con esfuerzo y dignidad, construyo su propio camino. Sola pero fuerte. Triste pero decidida.

Cuando mi papá nació, mi abuela Delfina quiso darle  su apellido y comenzar así su nueva historia juntos. Pero el destino le regaló un gesto de bondad: un gran amigo suyo, don Gonzalez, se ofreció a reconocerlo como propio. Aquel hombre se convirtió en una figura paterna, un apoyo en medio de la soledad. Sin embargo la vida tan impredecible  como el viento le arrebató pronto esa compañía. Un trágico accidente de tránsito  apagó su presencia.

Pasó el tiempo, y un nuevo amor llegó a su vida. De esa  relación nació mi tío Orlando, otro  pedacito de esperanza  en medio de las dificultades. Pero el destino volvió a ponerla a prueba: una vez más quedó sola, esta vez con dos hijos pequeños y sin nadie que la ayudara a cuidarlos. Su trabajo non podía esperar, y muchas veces tuvo que dejarlos junto a las vías del tren,  justo al lado de la casa  donde trabajaba, para poder mantenerlos. Era su única opción. 


Con el paso del tiempo, el hermano de la dueña de la casa donde trabajaba mi abuelita llegó de visita, y al verla, se fijo en ella. Se llamaba don Pedro, un hombre criado como en los viejos tiempos, mucho mayor que ella, le ofreció una vida estable. Mi abuelita, cansada de tanto andar sola, aceptó. Terminó viviendo en la misma casa donde había trabajado tantos años, solo que ahora era su hogar. Con don Pedro, volvió a sentir esperanza y juntos esperaban un hijo, pero el destino tan caprichoso como la vida misma decidió arrebatárselo antes de nacer. Desde entonces, ella siguió en esa casa, la misma que guarda sus silencios, sus recuerdos y su fortaleza infinita.




 Después de aquella historia llena de fuerza, amor y resiliencia que vivió mi abuelita, el destino siguió tejiendo la historia de mi familia. Años más tarde, dos caminos se cruzaron y dieron inicio a una nueva etapa: la historia de mis padres. Su historia está marcada por coincidencias, momentos inesperados y mucho cariño, y fue precisamente de ese encuentro que mi vida comenzó a tomar forma. Te invito a recorrerla conmigo a través de una infografía , donde cada fecha guarda una foto, un recuerdo y una parte de lo que somos hoy.

UN AMOR, MI COMIENZO de tatiana gonzalez

La vida se compone de instantes, y cada uno tiene su magia. Aquí te comparto mi viaje, desde la niñez hasta hoy, lleno de aprendizajes, cambios y muchas sonrisas.




Mi proyección en 5 años mirando siempre hacia adelante

 En cinco años me imagino estudiando licenciatura en Educación Infantil, ya por la mitad de la carrera, sentada entre cuadernos, trabajos y prácticas en colegios. Me veo en Madrid, aprendiendo día a día con niños pequeños y descubriendo cómo es realmente estar en un salón de clase. Probablemente estaré haciendo mis primeras prácticas en un jardín, guiada por profesoras con experiencia y viviendo esos momentos donde uno confirma que escogió bien la carrera. También me veo participando en proyectos educativos del gobierno o de la comunidad, aprendiendo cómo funcionan los programas para la infancia y cómo puedo aportar. A los 20, quiero seguir creciendo, construyendo bases sólidas para lo que quiero ser.

Mi proyección laboral profesional

En los próximos años me veo construyendo una carrera sólida en el campo de la docencia infantil. Desde joven me ha interesado trabajar con niños, guiarlos en sus primeros aprendizajes y acompañarlos en su crecimiento. Mi propósito es convertirme en una educadora comprometida, capaz de enseñar con amor, paciencia y creatividad. Quiero seguir formándome en pedagogía e idiomas para ampliar mis oportunidades y brindar una enseñanza más completa. En el futuro, me gustaría desempeñarme en una institución educativa donde pueda aportar mis conocimientos y dejar una huella positiva en la vida de mis estudiantes.

Proyección a los 30 años

Cuando pienso en mis 30 años, me imagino viviendo una vida llena de propósito, estabilidad y amor por lo que hago. Para ese entonces quiero haber alcanzado una de mis mayores metas: formar parte del Ministerio de Educación, contribuyendo con ideas que transformen la enseñanza y hagan de la educación algo más humano, más cercano y más divertido para los niños. Siempre he soñado con encontrar formas creativas de enseñar, donde los niños aprendan mientras se divierten, descubran el mundo con curiosidad y crezcan en un ambiente lleno de respeto y alegría.

También me gustaría tener mi propio jardín infantil, un espacio lleno de colores, naturaleza y sonrisas, donde cada niño se sienta especial, escuchado y libre para imaginar. Quiero que sea un lugar en el que se combine el juego con el aprendizaje, y donde la educación no sea solo enseñar letras o números, sino valores, empatía y amor.

Además, deseo viajar y conocer diferentes lugares, no solo por el gusto de ver nuevos paisajes, sino por la experiencia de crecer como persona, de conocer culturas y formas de pensar distintas. Siento que viajar nutre el alma, abre la mente y nos enseña a valorar más lo que tenemos.

A los 30 años también espero haber alcanzado una buena estabilidad económica, fruto de mi esfuerzo y dedicación, que me permita disfrutar la vida con tranquilidad. Quiero mirar atrás y sentir orgullo de mi camino, de haber seguido mis sueños sin rendirme, y de haber encontrado un equilibrio entre mi trabajo, mis emociones y las personas que amo.

A los 30 años me veo con una carrera sólida y llena de logros. Me imagino con varios diplomados, quizás un posgrado, y trabajando ya dentro del Ministerio de Educación o en un proyecto importante relacionado con la infancia y la pedagogía. Me gustaría tener mi propia casa, mi carro y una estabilidad económica tranquila, fruto de años de esfuerzo. También me veo viajando, conociendo nuevos lugares y culturas, disfrutando de la vida adulta con libertad. Y claro, me imagino con un salón de clase hermoso si aún estoy en aula lleno de recursos, colores, técnicas nuevas y espacios que motiven a los niños a aprender con alegría. A los 30 quiero sentir que todo lo que soñé de adolescente, lo logré.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

CREANDO Y APRENDIENDO

DISEÑANDO PASO A PASO En esta blog resumo y cuento cómo fue mi proceso haciendo los trabajos del área de Informática, desde mi historia personal, mi grupo de amigos, los forros de computador del laboratorio, hasta el versus sobre el colegio. ENTRE RECUERDOS Y SUEÑOS En mi primera infografía hablé de mi vida antes y después de la pandemia, organizando momentos desde el 2018 hasta cómo me imagino en el 2027 y 2035. Fue un ejercicio que me ayudó a reflexionar sobre mi historia; lo más difícil fue resumir tantos recuerdos en pocas palabras, y lo que más disfruté fue presentar mi futuro, ya que no lo tenía del todo claro.   CREANDO EN EL LABORATORIO En esta infografía conté cómo fue el proceso de elaborar los forros para los computadores del laboratorio, desde la investigación y la creación del prototipo hasta la selección de materiales y su origen. Lo más difícil fue lograr que todo quedara bien y unir las partes, porque el papel era muy delgado y costaba ...

DIVERSIÓN CON PROPÓSITO

  UN DÍA DE INGLÉS PARA RECORDAR El Día del Inglés fue una experiencia realmente divertida y enriquecedora. Al llegar, nos hicieron formar y, aunque la formación se demoró bastante, finalmente nos llevaron al restaurante donde se realizaría el evento. Una vez allí, nos acomodaron rápidamente por cursos y nos sentamos en nuestros sitios.  La jornada comenzó con la izada de banderas: primero cantaron los himnos y luego llamaron a los estudiantes encargados de izarlas. Al principio hubo un pequeño problema con nuestro salón, porque no nos habían nombrado, nuestro director de curso Camilo fue a preguntar que había pasado y le respondieron que no sabían que esta vamos presentes, pero finalmente llamaron a un compañero para que izara bandera por ser el mejor en inglés.  Más tarde, una profesora nos deleito  cantando en inglés de una manera preciosa, incluyendo una niña que también cantó y lo hizo muy bonito. Después, unos compañeros representaron una obra de teatro sobre e...